Llueve, Ramoncín habla en la radio, y un vacío me acompaña en el alma.
Esta mañana comente en “nuestro” Facebook el provechoso y disfrutable fin de semana deportivo …
¡fue el canto del cisne!
Me gustaría contar mis últimos logros en cuanto al proyecto, los cuales no han hecho más que aumentar mi de por si, gran y excelsa autoestima. Mi aumentada y gran excelsa autoestima no hace que me sienta como un albatros, capaz de planear durante miles de kilómetros sobre el resto de los mortales. Mi aumentada y gran excelsa autoestima solo me permite sentirme como una serpiente, una serpiente que esporádicamente levanta la cabeza, por encima de su mediocridad habitual, y ve el mundo con una perspectiva un poco más … diferente, solo eso.
Un poco más desde arriba, solo eso, un poco más.
Un poco más desde arriba, solo eso, un poco más.
No estoy bien, llevo semanas no estando bien, y seguiré así hasta que salga en bici, con la bici cargada, y me meta en el barco que me lleve a Barcelona. Hasta que vuelva a hacer terapia.
Tengo que ultimar los preparativos y tengo poca energía. Me falla la cabeza, la concentración la tengo bajo mínimos históricos, y eso teniendo en cuenta mi endémico déficit de atención.
Llueve, sigue lloviendo. El sonido de la lluvia a tomado el relevo de la voz de Ramoncín. Me alegro que no haya intentado justificar lo injustificable. El canon que yo, que soy el autor de las fotos que veis en MI RED EN LA RED y de otras muchas, tengo que pagar por pasar mi obra, de la cual soy su autor, a un DVD.
Supongo que el día que hace influye en lo que escribo, pero no es la causa.
El día es canino. La lluvia y la Tramontana, se apropian de mi ventana.
Durante el provechoso fin de semana deportivo estaba igual de mal, pero lo podía disimular. El tiempo era bueno, he invitaba a darme “un chute de endorfinas”
Hoy invita a todo lo contrario …
No estoy bien, llevo semanas no estando bien, pero, ¿toda la responsabilidad es mía?
Si a un diabético, que se preocupa de su insulina, se la roban y a consecuencia de ello sufre un profundo y grave problema de salud, ¿Quién es el culpable, el diabético por serlo, o el ladrón?
Conviene tener en cuenta que, a la salud de un no diabético no le afecta el robo de su insulina.
Como sabréis, y quien no lo sepa este es un buen momento para enterarse. Soy bipolar, llevo a tratamiento psiquiátrico 30 años, y tengo una minusvalía reconocida, aunque esto último, me gustaría que me explicasen lo que significa.
En esos 30 años he estado trabajando por mi salud, hasta llegar a un punto, en lo personal alto, muy alto, casi un sueño cuando decidí ser capaz de tomar las riendas de mi vida. Que no las llevase mi enfermedad.
Hace años comencé a saborear el agridulce sabor del éxito. En mi caso, en este caso, éxito significa “solo” ser capaz de asumir la responsabilidad de llevar las riendas de mi vida, y comenzar el proyecto de dar la vuelta al mundo en bici. Para mi el éxito a sido “solo” ser capaz de comenzar, de presentarme en la línea de salida, en una carrera de participación libre. No es una final Olímpica, es una popular de la vida.
Después de todo esto, descubrir que otros, terceros, voluntariamente, y con dolo, voluntad de hacer daño, pueden poner en peligro el trabajo de todos esos años, es algo que aún no he asumido. Es una novedad de tal magnitud, que aún no se ha hecho un hueco en mi sistema emocional. Esta haciéndose su espacio, y eso lleva tiempo y energía. Energía que tenía que estar empleando en los preparativos del próximo viaje.
Como en el ejemplo del diabético, alguno pensará con lógica razonada, que es culpa del diabético por ser diabético, pero es improbable, por no decir imposible que lo diga en voz alta.
En este caso, en las enfermedades invisibles, no es que lo piense alguien, ni lo diga alguien, es algo aún peor y más grave. Lo dice el sistema, la sociedad a la que pertenecemos, y a eso no se escapa nadie, esa responsabilidad es compartida por todos nosotros sin excepción ninguna. No conozco ningún Robinson Crusoe que haya vivido toda su vida, solo, en una isla desierta. Nos guste o no, todos formamos parte de este tinglado que se llama sociedad, sistema, o como se prefiera.
En este caso, en las enfermedades invisibles, el sistema culpabiliza al paciente porque su patología, no se vé, no entra por los ojos. Por ser difícil de demostrar clínicamente, y fácil no creerse la opinión médica. El ladrón, en términos literales, en este caso queda absuelto. La sentencia se llama, parte de baja por enfermedad común.
No estoy bien, llevo semanas no estando bien, pero ahora estoy un poco menos mal, la razón es simple. He hecho terapia. He cambiado de sitio un montón de porquería, por desgracia no toda ...
¡que lástima!
¡que lástima!
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